El Origen de la Contaminación Lumínica

Una de las alteraciones del medio natural que más rápidamente está creciendo es la alteración de los niveles de luz ambiente en el medio nocturno provocada por la luz artificial (Campaña cielo oscuro, 2009).
El ser humano está adaptado a la vida diurna, pero con el desarrollo de la sociedad se han ideado mecanismos para iluminar la noche, llegando al punto de que el alumbrado nocturno, cuyo impacto inicial era mínimo, se ha transformado en un serio problema debido a la irrefrenable expansión del hábitat urbano y a la irracional iluminación artificial.La contaminación lumínica está originada por el uso de un alumbrado ineficiente y mal diseñado, que envía la luz a zonas donde es innecesaria: hacia el cielo. El uso de proyectores y cañones láser, la iluminación publicitaria descontrolada, y la ausencia de horario de apagado contribuyen igualmente a generar este problema. Es necesario advertir que también se produce contaminación lumínica al emplear intensidades excesivas, y/o rangos espectrales innecesarios para la realización de las actividades previstas en la zona alumbrada. Los graves perjuicios ocasionados por la Contaminación Lumínica no se limitan al entorno del lugar donde se produce, sino que la luz se difunde por la atmósfera y su efecto se deja sentir hasta decenas de kilómetros o más desde su origen (Ecologistas en acción, s.f.).

Un ineficiente y mal diseñado alumbrado exterior, la utilización de proyectores y cañones láser, la inexistente regulación del horario de apagado de iluminaciones publicitarias, monumentales u ornamentales…generan este problema cada vez más extendido (Campaña cielo oscuro, 2009).
Es indudable que el alumbrado exterior es un logro que hace posible desarrollar múltiples actividades en la noche, pero es imprescindible iluminar de forma adecuada: evitando la emisión de luz directa al cielo y empleando la cantidad de luz estrictamente necesaria allí donde necesitamos ver (Campaña cielo oscuro, 2009).

Su manifestación más evidente es el aumento del brillo del cielo nocturno, por reflexión y difusión de la luz en los gases y partículas del aire, de forma que se altera su calidad y condiciones naturales hasta el punto de hacer desaparecer las estrellas y demás objetos celestes.

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