Conclusiones del proyecto

Tras la realización de este trabajo, es imposible hablar de todo lo que hemos aprendido. Al principio, pensábamos que no íbamos a encontrar tanta información sobre el tema, o que no sería tan preocupante. Sin embargo, tras la búsqueda bibliográfica y su posterior reflexión nos hemos dado cuenta de que realmente hay muchísima información sobre esta problemática, pero la sociedad no es consciente de ello. Lo primero que nos hizo sentarnos a pensar fue la importancia que tiene la visión de las estrellas para la sociedad. Nos da visión astronómica, nos hace sentirnos pequeños dentro de un universo tan grande e incalculable. Nos hace sentir insignificantes. Creemos que la sociedad se ha acostumbrado tanto a correr, a vivir deprisa, a aprovechar el tiempo, que se ha olvidado de lo importante que es mirar al cielo y apreciar los fenómenos de la naturaleza.

Pero no sólo nos afecta a los seres humanos, como nos hemos dado cuenta a lo largo de este proyecto, sino que los animales lo sufren en gran medida. Tantos animales que no pueden sobrevivir debido a que dependen de oscuridad para camuflarse, y el exceso de iluminación los hace vulnerables ante los depredadores, o simplemente ante los animales un poco más grandes o que están en un escalón más alto de la cadena alimenticia. Realmente no somos conscientes de si este fenómeno es una de las causas del peligro de extinción de algunos animales. Lo que si sabemos es que en mayor o en menor medida tiene que afectar.

Pero está claro que, aunque esto nos afecta, no nos preocupa demasiado. Lo que nos afecta realmente en nuestra vida diaria es lo que realmente nos preocupa, porque somos así de egoístas o de inconscientes. El exceso de iluminación nos está provocando cambios en nuestra salud, y en nuestro modo de vivir. Estamos tan expuestos a la tecnología y a la iluminación que perdemos horas de sueño, o simplemente este es de menor calidad. Nos hace estar más cansados, descansar peor, estar irritados constantemente…esto sin contar la adicción que nos crea. Todos conocemos a alguien que no puede dormir sin la tele encendida, o sin la luz encendida, o incluso con las persianas bajadas. Nos estamos convirtiendo en víctimas conscientes de la contaminación lumínica.

Lo bueno de todo esto es que, a medida que la sociedad evoluciona y se hace más curiosa, a medida que la sociedad obtiene interés por el conocimiento, se van creando y proponiendo más leyes que van teniendo cada vez más en cuenta la contaminación lumínica, proponiendo nuevas medidas para cambiar las luces de las calles y nuevas medidas de ahorro lumínico.

El problema está en que, aunque no podemos hablar por toda la población, nosotros al menos no teníamos conocimiento de esta legislación y estos métodos preventivos. Y es que en este sentido, los medios de comunicación tienen un papel decisivo. Todos estamos expuestos a la televisión, las noticias, la radio, y cada vez más a internet. Sin embargo, los medios de comunicación nos están ocultando constantemente esta problemática. Nos están haciendo ignorantes, puesto que sólo intentan crear consumo, crear necesidad de consumir. Debido a nuestro poco conocimiento, seguimos necesitando urgentemente lo mejor, lo más caro, y como consecuencia, lo más perjudicial para el medio ambiente y los seres vivos. Las compañías eléctricas y los dueños de las fábricas de bombillas están cada vez más repletos de dinero y de clientes, y al tener ese sustento no van a intentar hacer nada por el medio ambiente.

Está claro que los seres vivos somos, a veces, tan ignorantes, tan egoístas, que solo pensamos en nuestro bienestar, y el de nuestros seres queridos, sin pensar en el perjuicio que esto supone.

Para terminar esta reflexión, nos ha parecido crucial plasmar este proverbio que hemos leído, y que nos ha hecho pensar. Pensamos que no puede venir mejor para este proyecto:

Solo cuando el último árbol esté muerto, el último río envenenado y el último pez atrapado, te darás cuenta que no puedes comer dinero”.

Esperamos con este proyecto, no sólo aprobar la asignatura, que es importante para nuestro presente, sino también concienciar a nuestros compañeros, y que todos juntos veamos que podemos poner nuestro granito de arena, para cambiar la situación, para mejorarla. Que todos juntos podemos apagar una luz, y encender una estrella.

Legislación

BOJA del 26 de marzo del 2014, que modifica el decreto 357/2010 del 3 de agosto por el que se establece la protección del cielo nocturno frente a la contaminación lumínica, así como medidas de ahorro energético.

El decreto del 3 de agosto mencionado anteriormente establece que los ayuntamientos deben poner en el plazo de un año su plan de zonificación lumínica. La zonificación lumínica se estableció en la ley de 2007 en cuatro zonas que respetarán el medio: una oscura, un área de flujo de luz reducido, otra de luz media y otra de mayor luminosidad.

Siguiendo con el decreto del 3 de agosto, también establece cambiar luminarias en el plazo de 3 años por parte de los ayuntamientos.

La modificación del decreto del 3 de agosto por el decreto del 26 de marzo de 2014, se realiza por problemas económicos de los municipios y la administración autonómica de Andalucía, que requieren un aumento de los plazos para llevar a cabo estas modificaciones.

Los cambios del decreto son los siguientes:

Artículo 1: Cambio del apartado 3 de la disposición transitoria segunda: en el plazo de 10 años desde que se aprueba este decreto, se deben cambiar por parte de los ayuntamientos las luminarias que den un flujo de luz mayor del 25% del total que desprenda la luminaria.

Artículo 2: cambio del artículo 29: los ayuntamientos, en un plazo de 3 años, deben comunicar a la delegación de medio ambiente correspondiente su plan de zonificación en un informe con estos apartados como contenido mínimo:

  1. Clasificación y calificación del suelo en cada zona.
  2. Los edificios que existen en las distintas zonas.
  3. Los límites de cada zona en el sistema de referencia conveniente.
  4. Mapa de las zonas lumínicas del municipio.
  5. Un informe que describa y justifique la zonificación.
  6. Un programa para adaptar la iluminación exterior a este decreto con los siguientes puntos como mínimo: el análisis de la zonificación en relación al lugar lumínico donde se encuentre, describir qué acciones se han llevado a cabo para adaptar las luminarias exteriores, un cronograma de los diferentes pasos en su puesta en marcha, y el coste total.

La ley 143/2007 fue la primera ley en Andalucía que dio importancia a la contaminación lumínica.

Algunos puntos importantes de esta ley son:

Artículo 62: Finalidades:

  • Prevenir y corregir la dispersión de luz hacia el cielo.
  • Hacer un uso responsable del alumbrado.
  • Reducir la intrusión lumínica en zonas naturales o viviendas.
  • Proteger la calidad del cielo, sobre todo en lugares astronómicos.

Artículo 63: Las diferentes zonificaciones para poder hacer un uso adecuado de la luz respetando el medio. Se establecen diferentes zonificaciones lumínicas:

  • Zonas oscuras: Lugares con vida animal y vegetal sensibles a los cambios de luz. Áreas de investigación astronómica.
  • Zonas de luminosidad reducida: lugares urbanos o no, que no estén en los aspectos mencionados en la zona anterior.
  • Áreas de flujo luminoso medio: lugares del centro de la ciudad y de sus alrededores con pocos edificios. Lugares donde existan fábricas. Zonas que se usan sólo en horario nocturno. Espacios libres como parques.
  • Zonas con flujo de luz alto: Zonas del centro de la ciudad con muchos edificios. Lugares comerciales o de ocio donde se realicen actividades de noche.

 

Artículo 66: Restricciones de uso en general:

  • El uso de LED, láser o proyectores para uso publicitario y de ocio en un plano horizontal.
  • La iluminación de playas exceptuando las que sean artificiales dentro de las ciudades.
  • Utilizar globos publicitarios en horario nocturno.
  • Poner carteles luminosos en zonas oscuras.

Estas restricciones se pueden incumplir en los siguientes casos:

  • En situaciones de seguridad de la población.
  • En situaciones de salvamento.
  • Momentos de ocio de carácter temporal.
  • Para iluminar momentos importantes.

El papel de los docentes

Sobre el papel de los docentes en la erradicación de la contaminación lumínica, no hay información suficiente. Tan solo Astrogea (s.f.) hace una reflexión sobre cómo el pedagogo puede participar en este proceso de concienciación. Todos sabemos que ciertas cosas son perjudiciales si no conocemos lo suficiente sobre ellas. Resulta obvio para nosotros que, la solución del problema, pasa no solamente por la consecución de medidas jurídicas para regularlo, sino también por una tarea de divulgación que debe utilizar todos los instrumentos de comunicación social disponibles (prensa, radio, televisión e Internet) para hacer llegar información sobre el fenómeno al mayor número de ciudadanos.

Los colectivos ecologistas, así como los círculos de aficionados a la Astronomía deben jugar un papel preponderante en la denuncia y demanda de soluciones, especialmente en aquellos lugares donde, existiendo normas reguladoras, haya que incitar a la administración responsable a hacer efectivo su cumplimiento.

También la escuela, como ámbito de formación futuros ciudadanos, puede y debe jugar un papel preponderante en la divulgación de este asunto. Los problemas relativos a la ecología reciben ya un tratamiento educativo cada vez más intenso en ella, bien a través de materias específicas en los que se puedan plantear, bien mediante actividades extraacadémicas puntuales. Los ecologistas saben que concienciar a los jóvenes supone también concienciar indirectamente a los padres respecto de los problemas medioambientales. En nuestro caso, se da la circunstancia de que todo está por hacer, porque esta forma de contaminación ha sido hasta ahora ignorada por casi todo el mundo. En el caso concreto de Catalunya, la necesidad de divulgación se planteará con intensidad cuando, estando la ley aprobada, haya que fomentar su conocimiento, incluso entre los propios ecologistas que, por lo general, desconocen bastante el fenómeno.

La universidad, finalmente, tampoco puede quedar al margen, máxime cuando este asunto abre un enorme horizonte para la investigación. Desde el punto de vista de la parte técnica del problema, aquellas especialidades universitarias relacionadas con el diseño de luminarias, componentes electrónicos de las mismas, sistemas de regulación del flujo eléctrico, lámparas, diseño de alumbrado de exteriores e, incluso, arquitectura van a tener aquí en el futuro un estímulo innegable para la innovación y experimentación. Pero donde el horizonte que se abre es enorme es, sin duda en los estudios de biología y medicina. En el primer caso, puede decirse que la investigación relativa a los efectos de la emisión de luz artificial en el medio nocturno sobre la flora y la fauna es un territorio prácticamente virgen, en el que pueden producirse sorpresas por ahora impensables. En el segundo, la indagación sobre los efectos de la luz artificial en el hombre, aun no siendo algo novedoso, resulta ser también un territorio, en gran medida, por explorar.

En función de todo ello, resulta evidente el fundamental papel que van a tener que jugar los docentes en la tarea de divulgar el fenómeno y sensibilizar a sus alumnos acerca del mismo, fomentando, especialmente en el caso de los universitarios, el estímulo por la investigación de sus distintos aspectos. Será, por ello, necesario, preparar materiales didácticos inexistentes en el momento presente, empezando por la tarea de recopilación y sistematización de toda la información (por ahora escasa) que pueda existir al respecto, con el fin de establecer un fondo documental que sirva de base para la posterior edición de los mencionados materiales didácticos. En Catalunya, dado que la futura ley prevé la creación de la Oficina Técnica para el Control de la Contaminación Lumínica, que velará por el cumplimiento y divulgación efectiva de la misma, dicha tarea recopilatoria podría resultar de una actividad combinada entre las universidades y los departamentos de Enseñanza y Medio Ambiente.

Propuesta de cambio

Es difícil encontrar hoy en día una ciudad que no tenga sus monumentos, plazas y vías con iluminación de todo tipo. Pero no se trata de intentar que no se iluminen, sino de iluminar, pero iluminar bien, aprovechando todo el rendimiento que tienen las luminarias que actualmente se encuentran en el mercado. El hecho de iluminar mucho, usando lámparas de gran voltaje, no implica que estemos haciendo lo correcto.

La ciencia avanza, los sistemas constructivos también, pero no tenemos por qué avanzar a costa de otras cosas. Por el contrario, todo debería estar en armonía, sin molestar a nadie, y lo mejor de todo, esto no es una utopía, sino que es posible: se puede conseguir sin renunciar al progreso.

Numerosas agrupaciones ecologistas y, sobre todo, astronómicas, están dando la voz de alarma sobre un problema que nos afecta a todos. Hoy en día, es muy difícil encontrar un lugar donde poder observar el cielo. En concreto, el halo luminoso que desprende la ciudad de Sevilla llega a observarse incluso a más de 20 kilómetros de la ciudad, haciendo imposible la observación del firmamento en la dirección en la que se sitúa nuestra ciudad (COAAT, s.f.).

Para dirigir y mejorar el rendimiento del flujo luminoso hay que actuar sobre todo en el diseño de la luminaria y en la elección de las lámparas. Hay diferentes tipos de luminarias que todos conocemos y vemos diariamente en las calles. Ellas disponen de sistemas de reflexión de la luz y de dispersores la cual aumenta el campo de iluminación. Los típicos faroles como los que se encuentran en la Plaza Nueva tienen muy fácil arreglo. Solamente consiste en el cambio de lugar de la bombilla, actualmente se coloca verticalmente y de esta forma se pierde flujo luminoso hacia arriba, por lo que perdemos energía. La solución consistiría en colocar la bombilla en la parte superior, la cual tendría un buen sistema de reflexión (COAAT, s.f.).

Gracias al Colegio oficial de aparejadores y arquitectos técnicos de Sevilla, y por la revista Aparejadores de ésta misma institución (s.f.), podemos hablar de los siguientes tipos de luminaria, y proponer algunas soluciones sencillas:

Una de las luminarias que producen mayor contaminación lumínica son las farolas tipo globo, llamadas también “chupa-chups”. El rendimiento de esta luminaria es relativamente bajo, ya que más del 50% del flujo se pierde en el cielo, incluso no alumbra bien hacia abajo debido a que queda una zona oscura en la base del poste. Oscureciendo su parte superior y colocando un reflector de la misma forma que la anterior se obtendría un rendimiento mucho mayor.

Los proyectores simétricos son los que mandan más luz hacia el cielo. La manera de solucionar esto podría ser sustituyendo estos proyectos por otros disimétricos, que lleven la luz hasta donde realmente queremos. Otro sistema para conseguir este mismo efecto, pero con los proyectores simétricos, es convirtiéndolos en disimétricos, lo cual se puede hacer colocando una rejilla de forma que evite que la luz se escape hacia arriba. Este tipo de iluminación se encuentra sobre todo en aeropuertos, grandes superficies comerciales e instalaciones deportivas. Este efecto, donde mejor podemos apreciarlo, es en los estadios de fútbol, donde se puede ver el halo luminoso que se desprende del estadio cuando se está jugando un partido.

La ornamentación luminosa de los edificios y monumentos se hace normalmente de abajo hacia arriba. Esta iluminación se hace, sobre todo, por comodidad, aportando al edificio una luz que parece bastante artificial e irreal, a veces creando sombras y relieves que no se aprecian con la luz del día. Para iluminar un monumento, debería recrearse el mismo efecto que produce la luz solar. Se podrían colocar proyectores en las fachadas de los edificios imitando la luz del día, y haciendo más real lo que se mira.

A veces, cuando planteamos el problema a personas desinformadas, nos suelen salir con el tópico de que queremos “dejarlo todo a oscuras”, cuando lo que pretendemos no es otra cosa que utilizar menos luz para iluminar mejor.

Por otro lado, después de hablar de las soluciones propuestas por el Colegio Oficial de aparejadores y arquitectos técnicos de Sevilla, vamos a hablar ahora de las recomendaciones de Astrogea (s.f.). Algunas ya se han mencionado con anterioridad, pero quizás la forma de plasmárnoslas sea diferente:

  • Hay que evitar la emisión directa de luz hacia el cielo, cosa que se consigue usando luminarias orientadas en paralelo al horizonte, con bombillas bien apantalladas y eficientes, de la potencia necesaria para alumbrar el suelo de acuerdo con los criterios de seguridad, pero no más. Es, también, aconsejable, emplear con frecuencia las luminarias que tengan el vidrio refractor de cerramiento plano y transparente.
  • A ello hay que añadir el apagado de alumbrados ornamentales y de grandes espacios exteriores que resultan injustificables a partir de cierta hora. Dichos espacios suelen alumbrarse con potentes proyectores orientados incorrectamente que dispersan mucha luz hacia el cielo y también en direcciones laterales. Si esto se hace, se aprovecha al máximo la energía y se reduce considerablemente el consumo. También hay que remodelar este tipo de alumbrado, cambiando bombillas, variando su inclinación y utilizando dispositivos que eviten la dispersión de la luz fuera del área a iluminar.
  • Existen, además, otros factores de ahorro, como el contratar la tarifa más ventajosa con la compañía eléctrica, tener un buen plan de mantenimiento de las instalaciones, o reducir la potencia instalada, respetando los límites de seguridad, con lo que se alarga la vida de las instalaciones. En el capítulo del ahorro a largo plazo, los beneficios son incalculables, en términos de disminución del efecto invernadero, de la lluvia ácida y la producción de residuos radioactivos. Si pensamos en las catástrofes futuras que se derivan del calentamiento global del planeta y lo que puede significar ahorrárselas, la elección es clara. Existe, además, una poderosa razón que aconseja emprender dichos cambios: la inversión económica necesaria para realizarlos se amortiza en menos de dos años con el descenso del consumo. Sorprendentemente, se trata del único problema medioambiental cuya solución no implica inversiones a fondo perdido, sino que genera beneficios.

Los ayuntamientos de algunas localidades están ya actuando para avanzar sobre el tema. Existe una ley con valor sólo en Canarias, que es la Ley del Cielo 31/1988, la cual está destinada al apoyo de la comunidad astronómica que se encuentra en las Islas para evitar que el exceso de luz interfiera en sus investigaciones. Otro lugar mucho más cercano es Córdoba, donde no hace mucho ha entrado en vigor una Ordenanza, la cual intenta proteger el cielo de esta bella ciudad, y protege sus parajes naturales.

En Madrid, el Ayuntamiento se ha comprometido a no colocar más farolas tipo globo, y a sustituir progresivamente las que ya hay instaladas. Pero donde se está más por el tema es en Cataluña, donde ya se está estudiando en la Generalitat la posibilidad de redactar alguna normativa que evite este efecto. En esta región de España, ya hay numerosos ayuntamientos que están evitando el exceso de iluminación con el consiguiente ahorro en su factura de la luz. Actualmente, hay en España numerosas instituciones y agrupaciones que intentan luchar por concienciar a todos de proteger el cielo. La mayoría son agrupaciones astronómicas y ecologistas tales como Greenpeace, Agrupación Astronómica de Madrid, etc. También hay instituciones públicas, como la O.T.P.C. (Oficina Técnica Para la Protección del Cielo) que pertenece al Instituto Astrofísico de Canarias. Aparte de las existentes en España, hay numerosas instituciones en todo el mundo que tocan este tema. El problema es que hay muy poco publicado, por no decir nada; casi todos los documentos técnicos que existen se encuentran en Internet, y lo que se publica es sobre todo en revistas especializadas de astronomía (COAAT, s.f.).

Efectos de la contaminación lumínica

Hay que considerar a esta novedosa forma de contaminación, cuyos efectos son todavía muy poco estudiados, como perfectamente equiparable a la emisión de humos hacia la atmósfera o al vertido de contaminantes en los ríos, porque, en el fondo, consiste en la emisión de energía producida artificialmente hacia un medio naturalmente oscuro (Astrogea, s.f.).

 

  • Terminología de efectos de la contaminación lumínica.

A continuación, vamos a hablar sobre algunos términos que tienen que ver con la contaminación lumínica. Estos fenómenos tienen efectos negativos para el medio ambiente y para los seres vivos.

Dispersión hacia el cielo: es la desviación de la luz en todas direcciones, resultado de su interacción con moléculas del aire y partículas en suspensión (humo, polvo, etc.). Las manifestaciones más características de esta dispersión es el típico halo luminoso que recubre las ciudades, visible a centenares de kilómetros de distancia, y las nubes refulgentes como fluorescentes (Vida Sostenible, 2007). Se origina por el hecho de que la luz interactúa, como hemos mencionado, con las partículas del aire, desviándose en todas direcciones. El proceso se hace más intensos si existen partículas contaminantes en la atmósfera o, simplemente, humedad ambiental. Como un detalle ilustrativo hay que mencionar el hecho de que el halo de Madrid se eleva 20 km. Por encima de la ciudad, y el de Barcelona es perceptible a 300km (Astrogea, s.f.).

Intrusión lumínica: se produce cuando se emite luz en direcciones que exceden el área donde es necesaria, invadiendo zonas vecinas. Es un fenómeno común en áreas urbanas donde, a menudo, la luz artificial no deseada procedente de la calle se introduce en viviendas privadas, produciéndose una pérdida de calidad de vida. El grado de afectación sobre el ser humano no está identificado del todo, pero se sabe que provoca alteraciones del sueño (Vida Sostenible, 2007). Su eliminación total es imposible porque siempre entrará un cierto porcentaje de luz reflejada en el suelo o en las paredes, pero de aceptar esto a tener que tolerar como inevitables ciertos casos aberrantes de descontrol luminotécnico hay un abismo. Al no existir conciencia ciudadana de esto es una nada sutil forma de agresión medioambiental, nadie piensa en denunciarlo, excepto en casos contados de protestas multitudinarias de vecinos (Astrogea, s.f.).

Deslumbramiento: Se produce cuando las personas que se encuentran en la vía pública ven su visibilidad dificultada o imposibilitada por el efecto de la luz emitida por instalaciones de iluminación artificial. Actualmente se tiende a iluminar el exceso de carreteras, pensando que supone un aumento de la seguridad vial, sin embargo, los conductores van más rápido en los tramos más iluminados, lo que aumenta el grado de siniestralidad. Además, luces mal orientadas o demasiado potentes deslumbran, hacen perder agudeza visual y generan zonas de sombra muy contrastadas que dificultan la visión. El alumbrado de las carreteras debería diseñarse en consonancia a la progresiva adaptación del ojo a la oscuridad, sin cambios bruscos de luz (Vida sostenible, 2007). Habría que ver los estudios estadísticos sobre siniestralidad.

Todo el mundo ha experimentado lo que sucede cuando pasamos de un ámbito muy iluminado a otro totalmente oscuro: necesitamos tiempo para adaptarnos a la oscuridad y pasamos de no ver nada en absoluto a percibir, primero, formas inconcretas; después formas más específicas y, finalmente, detalles menores y distintos niveles de brillo en ellos. Al estar situados los bastones en los alrededores de la retina, su máximo rendimiento se obtiene cuando observamos indirectamente los objetos, lo que se denomina visión lateral. Algo parecido sucede cuando pasamos repentinamente de la oscuridad a la luz muy intensa: quedamos deslumbrados y durante un cierto tiempo no tenemos la agudeza visual necesaria para percibir los objetos con nitidez, con lo que nuestra capacidad de respuesta frente a los obstáculos se ve muy mermada hasta que no nos adaptamos a la luz. Ambas situaciones se producen cuando salimos de un entorno urbano muy iluminado a una carretera oscura o cuando, procedentes de ella, llegamos al entorno urbano. A nadie se le ha ocurrido aplicar la idea de progresividad en el alumbrado de estas zonas. Un alumbrado ideal sería aquél que disminuiría paulatinamente el nivel de luz en dirección saliente, dando al ojo un mínimo tiempo para empezar a adaptarse a la oscuridad. En sentido contrario, el sistema sería igualmente adecuado (Astrogea, s.f.).nocturna en carreteras iluminadas y no iluminadas para poder evaluar con equidad la convivencia de hacerlo o no. Nuestro ojo ha evolucionado de tal forma que, en su parte posterior, llamada retina, posee dos tipos de células especializadas en la captación de la luz: unas, los conos, concentrados en la fóvea, el centro de la visión, son especialmente sensibles a las longitudes de onda de la intensa luz diurna y son las responsables de la captación de los colores y de la visión directa de los objetos. Otras, denominadas bastones, actúan preferentemente en la visión nocturna y se sitúan alrededor de la fovea. Aunque ligeramente más sensibles que los conos a las longitudes de onda del color azul, son ciegas a los demás colores, pero capaces de percibir detalles trabajando a niveles de luminosidad muy bajos, en los que los conos dejan de operar. Su sensibilidad a la luz depende de una sustancia llamada rodopsina, que las va llenando progresivamente conforme avanza el proceso de adaptación a la oscuridad. Al cabo de una media hora en general, el ojo ha adquirido el límite de su capacidad de adaptación y puede ejercer sus funciones de visión nocturna a pleno rendimiento (Astrogea, s.f.).

Sobreconsumo: Es la consecuencia indeseada e inevitable de los factores anteriormente descritos. La emisión de luz implica un consumo energético excesivo debido a la intensidad, horario de funcionamiento y/o su distribución espectral. En cifras, el gasto energético del alumbrado público representa, a escala municipal, aproximadamente el 50% del gasto energético total.  Si estos efectos se evitaran, ahorraríamos porcentajes mínimos de un 25% en la factura de la luz, pudiéndose alcanzar porcentajes mayores del 40% en ciertos casos, si existiera la voluntad de utilizar lámparas de sodio de baja presión y se hiciera una fuerte apuesta por rebajar potencias en las luminarias. Lo cierto es que hasta el presente ha existido una especie de contubernio entre las compañías eléctricas y los fabricantes de luminarias y de bombillas, por el cual unos y otros han hecho del exceso de consumo su principal negocio (Astrogea, s.f.).

  • Efectos sobre la biodiversidad.

La contaminación lumínica tiene efectos comprobados sobre la biodiversidad de la flora y la fauna nocturna que, dicho sea de paso, es mucho más numerosa que la diurna y precisa de la oscuridad para sobrevivir y mantenerse en equilibrio. La proyección de luz en el medio natural origina fenómenos de deslumbramiento y desorientación en las aves, y una alteración de los ciclos de ascenso y descenso del plancton marino, lo que afecta a la alimentación de especies marinas que habitan en las cercanías de la costa. También incide sobre los ciclos reproductivos de los insectos, algunos de los cuales han de atravesar notables distancias para encontrarse y no pueden pasar por las “barreras de luz” que forman los núcleos urbanos iluminados. Se rompe, además, el equilibrio poblacional de las especies, porque algunas son ciegas a ciertas longitudes de onda de luz y otras no, con lo cual las depredadoras pueden prosperar, mientras se extinguen las depredadas. Finalmente, la flora se ve afectada al disminuir los insectos que realizan la polinización de ciertas plantas. Aunque es algo no estudiado todavía, resulta palpable que esto podría afectar a la productividad de determinados cultivos (Astrogea, s.f.).

Al incrementarse más y más el brillo del cielo, acaban por desaparecer también, de forma progresiva, las estrellas, con lo que, al final, solamente las más brillantes, algunos planetas y la Luna resultan visibles en medio del cielo urbano que es como una neblina gris-anaranjada (Astrogea, s.f.).En otro orden de cosas, la emisión discriminada de luz hacia el cielo y su dispersión en la atmósfera constituyen un evidente atentado contra el paisaje nocturno, al ocasionar la desaparición progresiva de los astros. Algunos de ellos no tienen un brillo puntual como las estrellas, sino que son extensos y difusos (las nebulosas y las galaxias) y, por esta razón, son los primeros en resultar afectados. Su visión depende del contraste existente entre su tenue luminosidad y la oscuridad del fondo del cielo. Al dispersarse la luz, éste se torna gris y estos objetos desaparecen. El ejemplo más notable de esta especie de “asesinato celeste” lo constituye la desaparición total de la visión del plano de la Vía Láctea, nuestra galaxia, desde los entornos urbanos. Hay que alejarse mucho de los núcleos habitados para encontrar cielos lo suficientemente oscuros como para poder observarla en toda su magnificencia (Astrogea, s.f.).

  • Efectos en nuestra vida diaria.

De acuerdo con la Internacional Dark-Sky Association, con sede en Estados Unidos, el problema de la contaminación lumínica afecta a dos tercios de la población mundial (Vida sostenible, 2007). La destrucción del paisaje celeste comporta profundas consecuencias culturales y humanas. Si el desplazamiento masivo de la población desde áreas rurales a las urbanas ya implica de por sí una pérdida inevitable de las formas de vida tradicionales y de los elementos culturales en que éstas se basan, la imposibilidad de contemplar el cielo desde las ciudades priva además al individuo de un contacto directo con el universo, lo que origina un inevitable empobrecimiento cultural y personal. En las sociedades industriales, donde el volumen de información acerca del cosmos que está a disposición de cualquiera es enorme, se da la circunstancia paradójica de que los individuos sufren un desconocimiento mayor de las cosas del universo, si comparamos esta situación con la que se encuentran, en general, los habitantes de zonas rurales, menos evolucionadas, que pueden saber menos sobre los astros, pero que los sienten como algo infinitamente más cercano (Astrogea, s.f.).

Recientemente, se ha descubierto que el uso de luces tipo “led” en habitaciones de niños pequeños es desaconsejable porque produce alteraciones en el sueño. También hay un caso de trastorno evidente: el de aquellas personas que en verano necesitan imperiosamente abrir la ventana para dormir y no pueden hacerlo si tienen la desventura de tener un foco luminoso frente a ella: sueño inquieto, ausencia de reposo, insomnio, cansancio y nerviosismo son las consecuencias más usuales (Astrogea, s.f.).La contaminación lumínica afecta a la salud de los ciudadanos sobre todo en nuestro ritmo biológico, porque nuestro organismo está preparado para estar activo durante el día y para dormir de noche, cuando no hay luz. El exceso de iluminación afecta al sistema circadiano, nuestro reloj biológico, que es el que organiza las funciones fisiológicas de nuestro organismo. Si ese reloj biológico se altera, se produce una crono disrupción, es decir, se altera el orden temporal de nuestro tiempo, lo que está asociado a enfermedades, como algunos tipos de enfermedades, alteraciones del sueño, etc. (Unidad de Cultura Científica, 2014). Para conseguir el equilibrio, es muy importante la melatonina, que es una hormona con propiedades positivas para evitar este tipo de enfermedades. Esta hormona actúa de la siguiente manera: disminuye de día, y aumenta de noche, permitiéndonos así descansar (Junta de Andalucía, s.f.).

El Origen de la Contaminación Lumínica

Una de las alteraciones del medio natural que más rápidamente está creciendo es la alteración de los niveles de luz ambiente en el medio nocturno provocada por la luz artificial (Campaña cielo oscuro, 2009).
El ser humano está adaptado a la vida diurna, pero con el desarrollo de la sociedad se han ideado mecanismos para iluminar la noche, llegando al punto de que el alumbrado nocturno, cuyo impacto inicial era mínimo, se ha transformado en un serio problema debido a la irrefrenable expansión del hábitat urbano y a la irracional iluminación artificial.La contaminación lumínica está originada por el uso de un alumbrado ineficiente y mal diseñado, que envía la luz a zonas donde es innecesaria: hacia el cielo. El uso de proyectores y cañones láser, la iluminación publicitaria descontrolada, y la ausencia de horario de apagado contribuyen igualmente a generar este problema. Es necesario advertir que también se produce contaminación lumínica al emplear intensidades excesivas, y/o rangos espectrales innecesarios para la realización de las actividades previstas en la zona alumbrada. Los graves perjuicios ocasionados por la Contaminación Lumínica no se limitan al entorno del lugar donde se produce, sino que la luz se difunde por la atmósfera y su efecto se deja sentir hasta decenas de kilómetros o más desde su origen (Ecologistas en acción, s.f.).

Un ineficiente y mal diseñado alumbrado exterior, la utilización de proyectores y cañones láser, la inexistente regulación del horario de apagado de iluminaciones publicitarias, monumentales u ornamentales…generan este problema cada vez más extendido (Campaña cielo oscuro, 2009).
Es indudable que el alumbrado exterior es un logro que hace posible desarrollar múltiples actividades en la noche, pero es imprescindible iluminar de forma adecuada: evitando la emisión de luz directa al cielo y empleando la cantidad de luz estrictamente necesaria allí donde necesitamos ver (Campaña cielo oscuro, 2009).

Su manifestación más evidente es el aumento del brillo del cielo nocturno, por reflexión y difusión de la luz en los gases y partículas del aire, de forma que se altera su calidad y condiciones naturales hasta el punto de hacer desaparecer las estrellas y demás objetos celestes.

Pero..¿Qué es la contaminación lumínica?

La contaminación lumínica se define como la emisión directa o indirecta hacia la atmósfera de un flujo luminoso procedente de fuentes artificiales, en distintas intensidades y/o rangos espectrales (Vida sostenible, 2007).

Se da por una alteración de los niveles de luz ambiental durante la noche, así mientras más luz artificial se use para iluminar los espacios, más contaminación habrá (Planeta vivo, s.f.). No se puede olvidar que los humanos son los causantes de la contaminación lumínica, ya que son los que introducen la luz artificial al ambiente (Junta de Andalucía, s.f.).
Nosotros, en la definición de contaminación lumínica, vamos a añadir: toda la luz que escapa fuera de la zona que queremos iluminar, es decir, toda la energía luminosa desaprovechada, pues directa o indirectamente tiene efectos perjudiciales sobre el medio ambiente. La luz que crea contaminación lumínica es la que se emite o escapa por encima de la horizontal de las luminarias en una instalación de alumbrado de exteriores. Produce un halo luminoso o resplandor sobre las poblaciones, al iluminar las partículas de polvo o agua que el aire contiene en suspensión. Cuando hay nubes, la base de éstas se ve iluminada (Vera, 1998).
Dedicándonos a iluminar el cielo no sólo derrochamos nuestro dinero, sino que abusamos de los recursos naturales, agredimos el hábitat de animales nocturnos y migratorios, y arrebatamos a nuestros hijos la contemplación del cielo estrellado (Astrocantabria, s.f.).

 

Los objetivos de este proyecto

El objetivo principal por el que nos disponemos a realizar este trabajo es concienciar a la ciudadanía sobre la problemática de la contaminación lumínica y sobre cómo nos afecta tanto a nosotros los seres humanos como al resto de los seres vivos.

En cuanto a los objetivos específicos, nos proponemos:

  • Obtener información a través de una búsqueda bibliográfica sobre este tema en concreto.
  • Conocer proyectos similares de expertos en el tema de la contaminación lumínica.
  • Obtener conciencia de la legislación vigente en la actualidad en relación a esta problemática.
  • Conocer el papel que puede tener el docente en la erradicación de la contaminación lumínica.

¿Por qué esta problemática?

La razón por la que hemos escogido esta temática es algo compleja y es necesario explicarla con detenimiento.

En primer lugar, tras hacer una visita al museo de la ciencia de Sevilla, nos llamó la atención esta temática. Tras buscar un poco de información, comprobamos que era un tema con muchísima información de la que podríamos aprender mucho. También nos dimos cuenta de que, de toda la información que existe sobre la temática, existe muy poca concienciación sobre cómo afecta la contaminación lumínica, y de aquí surgió nuestro objetivo principal.

La sociedad normalmente, cuando piensa en contaminación, suele preocuparse más por la contaminación de la basura, por ejemplo, en el medio ambiente. Sin embargo, no solemos pensar en cómo afecta tanta luz a la que nos vemos expuestos y las repercusiones de tanta iluminación artificial.

Por último, es un tema muy importante, debido a que todos los seres vivos se ven afectados en mayor o en menor medida por la contaminación lumínica, y sería muy interesante conocer cómo nos afecta y cómo poder solucionarlo.

Pequeñas pinceladas

Podemos describir la contaminación lumínica como el brillo o resplandor de luz en el cielo nocturno producido por la reflexión y difusión de la luz artificial en los gases y en las partículas del aire por el uso de luminarias inadecuadas y/o exceso de iluminación. Es decir, en pocas palabras, es un exceso de luz artificial, pero… ¿es realmente contaminación? ¿me puede afectar de alguna forma? ¿afecta al medio ambiente? Y, sobre todo, ¿qué puedo hacer para remediarlo?

Todas estas preguntas, además de muchas otras son las que nos surgieron cuando decidimos comenzar este proyecto, y son también las que vamos a tratar de contestar a lo largo del mismo.

Al comienzo de esta investigación, nos ha surgido una importante duda. Si todos los días hablamos, escuchamos y leemos artículos, reportajes, comentarios…sobre medio ambiente y contaminación, ¿Por qué sabemos tan poco sobre la contaminación lumínica?

A día de hoy no hemos sido capaces de responder a esta cuestión. No obstante, si hemos aprendido que debemos concienciarnos nosotros primero, a nuestros compañeros después, y finalmente, a cuantas más personas mejor sobre este tipo de contaminación, ya que ignorándola no va a desaparecer…y desconocer sus efectos nocivos no va a mitigar sus consecuencias.

Por todo ello, hemos decidido comenzar esta investigación, a raíz de la cual esperamos no sólo concienciar sobre este problema, sino preparar un auténtico plan de acción para paliar la desastrosa situación de nuestra ciudad en lo que a niveles de contaminación lumínica se refiere.